viernes, 8 de agosto de 2008

El poder de un sueño


¿Os imaginais que vuestro equipo favorito tuviese que fusionarse con el equipo rival de la ciudad o que tuviese que trasladarse al otro extremo del país?. Pues esto es lo que suele pasar con equipos que dependen de una empresa privada, las cuales ven al conjunto como un negocio más. Esto que parecería extraño en Europa no lo es tanto en Estados Unidos o en Japón, donde es habitual ver traslados de franquicias a otras ciudades y excepcionalmente fusiones de equipos en uno de solo.
Pero en 1999 sucedió algo que no entraba dentro de la dinámica del negocio a través del deporte. En 1998, el mítico equipo de futbol japonés, Yokohama Flügels no atravesaba por una buena salud económica, una mala administración del capital del equipo sumado a la crisis que estaban pasando la mayoría de sus patrocinadores habían llevado a la entidad a una situación muy delicada. Parte de sus sponsors mayoritarios, como la firma arquitectónica Sato Kogyo, viendo imposible sacar al equipo de esa situación deciden abandonar, preveyendo su posible desaparición al no poder asumir las deudas en las que estaba sumido. Su patrocidor madre ANA, una compañia aérea japonesa que no atravesaba tampoco por una buena situación económica, decide unirse con la empresa Nissan Motors, que justamente era la patrocinaora madre del equipo rival de la ciudad, los Yokohama Marinos. Aunque ante la preocupación de los aficionados por su equipo, el patrocinador ANA había prometido hacer todo lo posible para salir de la difícil situación, a finales de mes de octubre de ese mismo año, sin previo aviso, las dos compañias anunciaban la decisión de fusionar los Yokohama Flügels a los Yokohama Marinos, teniendo como nueva denominación Yokohama F. Marinos. De esta manera se solventaba la deuda acumulada por el equipo junto a su consiguiente desaparición. Uno de los equipos con más historia del futbol japonés, databa del 1964, dejaba de existir, dejando a su masa de aficionados totalmente afligidos y con el mensaje de que tenían que animar a ese nuevo equipo como si fuese el suyo propio. Por supuesto, la gran mayoría se negó en redondo a animar al equipo rival de la ciudad, y aunque estuvieron esperando que la liga japonesa se negase a esta fusión, al final eso no sucedió.
Si bien el equipo teóricamente había desaparecido en esa fecha, no se hizo efectivo hasta que todas las competiciones donde estaba inscrito acabasen, y así por méritos propios conseguió clasificarse para la final de la copa del Emperador, la cual ganó el 1 de enero de 1999, el último día en el que sus aficionados pudieron disfrutar de su conjunto.
Por iniciativa propia, mientras las protestas contra la decisión continuaban, parte de los aficionados comenzaron a pensar en crear un nuevo equipo que no dependiese de capital privado, sea porque no encontraban ninguna empresa que asumiera el gasto de la creación de un nuevo club, sea porque no querían volver a pasar por lo mismo. Así que pensaron en la idea de un equipo que perteneciese a los propios aficionados. De este modo, siguiendo el ejemplo del FC Barcelona, y la respectiva figura del 'soci' decidieron utilizar la misma fórmula, consiguiendo así suficiente capital para crear su propio equipo, los Yokohama FC.
De esta manera, en un país donde casi todo es un negocio, un equipo que gozaba con el fervor de sus aficionados consiguió hacerse un sitio entre los demás, basándose en su mayoría en el dinero que aportaban sus socios. Por supuesto, los jugadores con los que se hacía el equipo no eran grandes estrellas, alguno que otro lo había sido, pero ya no estaban para mantener su máximo nivel en un equipo de primera línea, pero a pesar de todo eso, casi todos tenían una cierta ilusión por participar en esa nueva experiencia.
Pese a que el equipo fue reconocido por la liga japonesa, al principio solo pudo jugar en la JFL, una liga amateur que equivaldría a una segunda división B aquí en cuanto a importancia. Pero al ganar dos años consecutivos el campeonato, la liga de futbol profesional japonesa decidió permitirle subir a la segunda división japonesa, la J2.
De este modo uno de los objetivos de los aficionados se hacía realidad consiguiendo que su conjunto disputase una competición a nivel profesional, competición en la que estuvieron durante 6 temporadas, hasta que en la última, la del 2006, consiguieron el éxito llegando a ser campeones y ser ascendidos a la primera división, la J-league 1 (J1). Este hecho conmovió a gran parte del país dado que el equipo no gozaba ni mucho menos de los mismos recursos que sus rivales para haber conseguido llegar a lo más alto del torneo.
Su temporada en la máxima competición no fue muy gloriosa, acabando últimos de la clasificación y descendidos por tanto a la J2, ganando solo 4 partidos de 34, siendo dos de esas victorias muy importantes para la historia del equipo, como su decisiva participación en el devenir inmediato de la liga ganando a los Urawa Reds por 1 a 0, permitiendo así la consecución del título por parte de los Kashima Antlers. Pero seguro que la que más recordarán será la victoria sobre los Yokohama F. Marinos por 1 a 0 un 10 de marzo del 2007.

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